En la primera línea de la Avenida Francisco La Roche, en un edificio de los años 70, se emplaza un amplio piso que se proyecta destinar al alquiler vacacional y que presenta una distribución muy compartimentada y poco eficiente. Se proyecta la redistribución total de los espacios interiores, que permitan dotar a la vivienda de los usos y necesidades del siglo XXI. Los materiales nobles conviven en armonía dotando el espacio de una esencia señorial con vistas al atlántico.
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